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lunes, 12 de septiembre de 2011

Benedicto XVI recuerda el 10° aniversario de los ataques del 11de Septiembre


Santa Sede

Envió un mensaje al arzobispo de Nueva York
ANCONA, domingo 11 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).- En este domingo en que se cumple el décimo aniversario de los ataques terroristas contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, que provocaron más de 3.000 víctimas, el Papa Benedicto XVI pidió un rechazo contundente de la violencia.

En las palabras que pronunció al introducir la oración mariana del Ángelus tras la misa que presidió en Ancona, en conclusión del XXV Congreso Eucarístico nacional italiano, el Pontífice quiso recordar ese día de hace diez años que cambió el curso de la historia.

“Al recordar al Señor de la Vida las víctimas de los atentados que sucedieron ese día, y a sus familiares, invito a los responsables de las naciones y a los hombres de buena voluntad a rechazar siempre la violencia como solución a los problemas y a resistir a la tentación del odio y a trabajar en la sociedad, inspirándose en los principios de la solidaridad, de la justicia y de la paz”, afirmó.

Benedicto XVI envió también un mensaje a monseñor Timothy M. Dolan, arzobispo de Nueva York y presidente de la Conferencia Episcopal de este país, en el que elogió al pueblo americano “por la valentía y generosidad que mostró en las operaciones de rescate y por su tenacidad para seguir adelante con esperanza y confianza”.
“En este día, mis pensamientos se dirigen a los sombríos sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando se perdieron tantas vidas inocentes en la brutal agresión contra las torres gemelas del World Trade Center y los ataques sucesivos en Washington D.C. y Pensilvania”, afirma la nota.

La tragedia de aquel día, afirmó el Papa “se agravó aún más por la reivindicación de sus autores de actuar en nombre de Dios”.

“Una vez más, se debe afirmar inequívocamente que ninguna circunstancia jamás puede justificar actos de terrorismo. Cada vida humana es preciosa ante los ojos de Dios y no se debería escatimar ningún esfuerzo en el intento de promover en todo el mundo un respeto genuino por los derechos inalienables y la dignidad de los individuos y los pueblos en todo lugar”.

“Me uno a vosotros al encomendar a las miles de víctimas a la infinita misericordia de Dios Omnipotente y al pedir a nuestro Padre celestial que siga consolando a quienes lloran la pérdida de sus seres queridos.”.

El Papa concluyó deseando “que un compromiso firme por la justicia y una cultura global de solidaridad ayuden a liberar al mundo del rencor que tan a menudo desencadena actos de violencia; y creen las condiciones de mayor paz y prosperidad, ofreciendo un futuro más luminoso y seguro”.


martes, 5 de julio de 2011

Papa: “El amor hace del hombre un artista extraordinario”

Su Santidad junto al Cardenal Ravassi, quién recientemente estuvo en el país y  a uno de los artistas.

 Santa Sede


Recibe el homenaje de 60 artistas de todo el mundo por su aniversario sacerdotal

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El amor “hace de la vida una obra de arte y de cada hombre un artista extraordinario”. Así lo afirmó hoy el Papa Benedicto XVI, durante la inauguración de una exposición artística en su honor en el Aula Pablo VI.

Con motivo del 60 aniversario de la ordenación sacerdotal del Papa, el pasado 29 de junio, el Consejo Pontificio para la Cultura ha promovido una exposición artística, que podrá visitarse en el Vaticano desde mañana hasta el próximo 4 de septiembre.

Esta exposición, con el título “El esplendor de la verdad, la belleza de la caridad – Homenaje de los artistas a Benedicto XVI por el 60 aniversario de Sacerdocio”, reúne las obras de sesenta artistas, creyentes y no creyentes – 6 arquitectos, 7 fotógrafos, 5 poetas, 6 músicos, 6 orfebres, 18 pintores y 12 escultores.
La ceremonia ofreció al Papa la ocasión de retomar su particular “coloquio con los artistas”, en la línea del anterior encuentro, el 21 de noviembre de 2009, en la Capilla Sixtina.

El encuentro comenzó con la ejecución del “Padre nuestro” del compositor Arvo Pärt, y terminó con la visión de un cortometraje del director Pupi Avati.

Ante los presentes, Benedicto XVI retomó uno de los argumentos de su pontificado, junto al diálogo entre la fe y la razón, que es el de la belleza y su relación con la verdad y el amor.

Recordando sus propias palabras en la misa pro eligendo pontifice, apenas veinticuatro horas antes de su elección como Sucesor de Pedro, el Papa recordó que “En la medida en que nos acercamos a Cristo, también en nuestra vida, verdad y caridad se funden”.

“Es precisamente desde la unión, quisiera decir desde la sinfonía, desde la perfecta armonía de verdad y caridad, de donde emana la auténtica belleza, capaz de suscitar admiración, maravilla y alegría verdadera en el corazón de los hombres”, afirmó.

El mundo “necesita que la verdad resplandezca y no sea ofuscada por la mentira o por la banalidad; necesita que la caridad inflame y no sea superada por el orgullo y por el egoísmo”.

“Necesitamos que la belleza de la verdad y de la caridad alcance lo íntimo de nuestro corazón y lo haga más humano”, añadió.

Renovando su llamamiento a los artistas, el Papa exhortó a “no separar nunca la creatividad artística de la verdad y de la caridad, no buscar nunca la belleza lejos de la verdad y de la caridad, sino que con la riqueza de vuestra genialidad, de vuestro impulso creativo, sed siempre, con valor, buscadores de la verdad y testigos de la caridad”.

“Haced resplandecer la verdad en vuestras obras y haced de modo que su belleza suscite en la mirada y en el corazón de quien las admira el deseo de hacer bella y verdadera la existencia, toda existencia”.

La verdad, enriquecida con el amor, “hace de la vida una obra de arte y de cada hombre un artista extraordinario”, subrayó el Papa.

“La Iglesia y los artistas vuelven a encontrarse, a hablarse, a apoyar la necesidad de un coloquio que quiere y debe llegar a ser cada vez más intenso y articulado, también para ofrecer a la cultura, es más, a las culturas de nuestro tiempo, un ejemplo elocuente de diálogo fecundo y eficaz, orientado a hacer este mundo nuestro más humano y más bello”, concluyó. 



Fuente: zenit.org